Un dia ......
en Barcelona ....
volverá a haber comerciantes autóctonos

Es un sinsentido descomunal. Sí, lo repito, un sinsentido. Que Barcelona se esté quedando sin comercio autóctono con el beneplácito o la dejadez de los que deberían regular esta invasión no tiene ningún sentido. Si esto continúa a este ritmo, sin que nadie ponga remedio, en pocos años o meses no quedará ni un sólo comerciante autóctono en esta ciudad. Hace años habían en Barcelona unos cuantos restaurantes chinos que de tanto en tanto solíamos visitar, por aquello de variar un poco. En la actualidad ya no tenemos prácticamente opciones. O vamos a un bar regentado por chinos o vamos a otro bar regentado por chinos, ya no queda posibilidad de elección. Se acabaron los bares de catalanes, de gallegos, de castellanos, de andaluces, etc., ahora ya son todos de chinos. Estaremos contentos pues de estar en la situación a la que hemos llegado. Aunque supongo que todos tenemos lo que nos merecemos.

Y no sólo son bares. Empezaron por las tiendas de todo a cien, inundándonos de artículos basura que no funcionan o no pegan o se estropean a los pocos minutos de uso, pero nada, nosotros cabezones, seguíamos sin entender aquello de que "lo barato sale caro" y seguíamos comprando basura y más basura que en pocos días acabaría en los contenedores. Olé, eso si que es de verdad "obsolescencia programada".

¿Seguimos? Pues bien, las tiendas de alimentación de barrio ya han desaparecido en el eixample barcelonés. Sólo quedan tiendas de chinos o de pakis, eso sí, hay que reconocer que a veces vienen de perlas cuando a las 10 de la noche te das cuenta que no tienes aceite y te tocaba comer huevos fritos.

¿Y las peluquerias? Otra invasión, aunque eso sí, algunas de ellas tienen productos innovadores como el "final feliz" que las peluquerías autóctonas ni si quiera habían podido imaginar el poder de atracción que este novedoso servicio poseía.

Tiendas de bolsos, de zapatos, de ropa y de lo que sea compiten de una forma totalmente desleal con el comerciante del país. A ver quien es el chulo españolito que se puede permitir regentar una tienda de 400 metros cuadrados él solito. Pues los chinos han descubierto la fórmula para hacerlo. ¿Cómo? Bien sencillo. Se alquila una tienda grande y se pone a toda la familia a trabajar doce, catorce o veinte horas diarias, y si es necesario se vive en la trastienda todos juntitos, que cuantos más sean más calentitos están. ¿Y los seguros sociales del personal? Eso no es nada, con que esté dado de alta como autónomo uno sólo, ya es suficiente. Eso sí, de la seguridad social y los servicios públicos se beneficia toda la familia. Pero cuidadín, que si eres del país y quieres llevar un negocio similar necesitas estar asegurado tú y tres dependientas, que si no te cae el pelo. Y si hablamos del cumplimiento de normas de seguridad e higiene en el trabajo, basta visitar un local o un almacén y comprobar que mientras unos estamos asfixiados por tanta normativa otros campan a sus anchas saltándose todo tipo de normas. Pues bien si entre todos queremos competir con ellos no nos quedará más remedio que imitarlos y apechugar. O sea que más vale que nos pongamos las pilas porque el futuro que les espera a nuestros hijos es éste. Para poder tener un plato de lentejas o arroz cada día en la mesa, ya se pueden ir haciendo a la idea de que tendrán que trabajar "como chinos" con horarios similares a su competencia.

Los legisladores han creado unas leyes a favor de la inmigración que incentivan este tipo de negocios al eximirles durante 5 años de los impuestos que un ciudadano local si debe pagar. No han tenido en cuenta que no generan riqueza, que el poco o mucho dinero que ganan lo invierten en sus paises y que la indosincrasia del barrio tenderá a desaparecer, si es que no lo ha hecho ya.

Según un artículo aparecido en El Periódico el 30 de octubre de 2010 "Los empresarios chinos acaparan la mitad de los traspasos de locales". Personalmente creo, por lo que puedo ver a diario, que durante 2011 la cosa ha ido a más y ya no es la mitad sino una parte bastante superior. En dicho artículo, Lam Chuen Ping, presidente de la Unión de Asociaciones Chinas de Catalunya declara acerca de sus conciudadanos "No sabemos estar sin hacer nada. El chino prefiere quedarse con un pequeño comercio donde es necesario trabajar 20 horas que estar de brazos cruzados. Yo no conozco a ningún chino que esté en paro". La diferencia de mentalidad es clarísima. Ningún español esta dispuesto a esto. ¿ De que han servido tanto años de lucha obrera como para que vengan estos señores a hacernos retroceder y renunciar a derechos que tanto han costado de conseguir por un triste plato de arroz?. El tema es como para meditarlo muy seriamente.

A parte de cuatro piezas del modernismo catalán, me pregunto si para los nuevos mercados turísticos que queremos abrir (entre ellos el propio chino) el visitar una ciudad cuyo comercio está formado por unos cuantos centros comerciales como lo que pueda haber en cualquier lugar del mundo y miles de tiendas regentadas por conciudadanos suyos vaya a despertarles algún interés.

Barcelona, noviembre de 2011

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